VIDA DE LOS ESCULTORES HERMANOS BLANCO

 

Nacen en Torrevieja a principios del siglo XX, el mayor Rafael, en 1909, y su hermano Fulgencio cuatro años más tarde, en 1914, ambos en el domicilio familiar situado en la calle San Gabriel frente al antiguo teatro Royal, actual hotel Fontana. Su padre fue D. José Blanco Dols y su madre Dª Josefa López Díaz. Como su padre era patrón del barco “Salinero”, se pasó la vida en la mar y fueron educados por su abuelo D. Fulgencio López Cánovas comerciante local que les apoyó mucho en su vocación artística y su esposa Dª Josefa Díaz Andreu. Y siendo sus abuelos paternos, D. Rafael Blanco Caro y Dª Rufina Dols Ramos.

 

Rafael, por motivos de trabajo marchó a Alicante donde entró a trabajar primero en el Banco Hispano Americano como empleado de banca; allí desarrolló su vocación artística junto a otro compañero, el pintor alicantino Manuel González Santana, trabajando para las “Hogueras” donde realizaron todo tipo de trabajos festeros:

 

Se inicia con los “Ninots al carrer” entonces llamados “Ninots de l’Esplanà” que colocaban en la Explanada, delante del Banco donde trabajaban, Se tiene constancia de los siguientes Ninots realizado por ellos:

  • HOTEL CARALMAR” en 1932, que conquistó el Primer Premio, dotado con 100 Ptas. Y quería representar una crítica de “los forasteros que utilizan los bancos de este paseo para comer” .

 

 

 

  • AL MINUT” en 1933, donde representan un fotógrafo con la cámara (de las que antiguamente había por la Explanada) y un matrimonio con un niño retratándose en su viaje a la capital en Fiestas.

 

  

 

  • A LA LLUM DEL CRESOL” en 1934.

          

En 1934 Manuel González Santana y Rafael Blanco, dan un salto a la construcción de monumentos con la hoguera “SOLUCIÓ DEL PARO FORÇÓS”, para la Foguera Séneca, que obtuvo el Premio de Turismo. La explicación aparecida en el llibret deja bien claro el contenido del monumento:

“El capital, ante las protestas de los obreros parados, pide a los dioses la solución del paro. Júpiter les da como solución la guerra, convirtiendo a los obreros en soldados. De esta guerra queda como residuo miseria, mujeres, viejos y niños, demacrados. Los obreros, por su parte encuentran como solución el derribar al monstruo que los ha estado oprimiendo”.

 

 

De una manera metafórica, ambos artistas se refieren en la hoguera a la lucha de clases y a una rebelión necesaria por parte del proletariado para terminar con su penosa situación.

 

El monumento tenía dos cuerpos claramente diferenciados. El primero de ellos estaba organizado en torno a grandes volutas entre las cuales se desarrollaban las escenas. Sobre este cuerpo inferior se alzaba otro sostenido por cuatro figuras femeninas aladas en el que se encontraba Júpiter.

 

La hoguera seguía las características del nuevo estilo propuesto por Gastón Castelló, con líneas elegantes y depuradas, el ritmo producido por la repetición de elementos y la utilización de figuras alegóricas.

 

En 1936 retomarán la actividad constructiva realizando dos hogueras. La primera de ellas tenía por título “DEPORTE FEMENINO”, para la Foguera Alfonso el Sabio-Quintana, obteniendo el premio de la Cámara de Comercio, incidían de nuevo en un tema de carácter social como era el deseo de progreso de la mujer en la sociedad. El expediente presentado por la comisión, explica este punto:

“A la opresión de todos conocida en la mujer que ha vivido siempre, debido a costumbres milenarias y a leyes, hemos querido oponer la realidad de la vida. A la moral velada, turbia, hemos enfrentado la que verdaderamente obedece a las leyes vivas: la moral sana del proverbio latino (mens sana in corpore sano)”.

 

 

La hoguera quería criticar el papel que la sociedad históricamente había querido dar a la mujer, encerrada en casa, siempre acompañada cuando salía a la calle y constreñida por la vestimenta que estaba obligada a llevar. Frente a esto, los artistas proponían que la mujer cambiara de actitud, tomara un papel diferente y practicara deporte sin importarle las críticas ni los convencionalismos sociales.

 

Para hacer llegar su mensaje, Santana y Blanco se sirvieron de grandes paneles pintados y de ninots que reflejaban a través de alegorías, personajes mitológicos y escenas ideales, el significado del monumento.

 

Formalmente la hoguera jugaba con grandes volúmenes cúbicos y otros curvos donde iban colocados los cuadros, realizados por González Santana.

 

Y otra fue la llamada “LES QUEIXES DEL BON VEÍ” (1936) para la Foguera Pla del Bon-Repós. Aunque en el expediente del Archivo Municipal no se conserva documento explicativo alguno, la Imprenta Lucentum, en la postal publicitaria que editó reproduciendo el boceto, explica muy someramente:

“Buena paliza le dan a las faltas de este barrio y al tranvía tobogán”.

 

Sin duda como nos sugiere el título debió tratar sobre la problemática del barrio, reflejada a través de la queja de los vecinos.

 

Con el comienzo de la guerra civil y su posterior dedicación a la escultura, terminaron un camino que tal vez hubiera tenido continuación posteriormente. A pesar de ello, Rafael Blanco no se desligó del mundo de la fiesta, ya que estuvo vinculado como asesor artístico a la comisión de Benalúa y fue, durante algunos años, miembro de los jurados de hogueras por designación del ayuntamiento.

 

En plena guerra civil Rafael se casa con Ana Cantó Cantó y en 1938 nace su primer hijo José, al que conoció una vez terminada la contienda, tras haber luchado en el bando republicano. Más tarde nacen sus otros tres hijos, Rafael, Ana María y Fulgencio.

 

Durante la guerra civil pasó al Banco de España y una vez acabada fue expulsado como el resto de empleados y no fue readmitido en el Hispano. Entonces empezó a trabajar en el taller del imaginero Rafael Gallud continuando su descubierta vocación artística.

 

Por otra parte, Fulgencio desde su niñez se muestra diestro en la realización de dibujos, pero su padre nunca vio mucho futuro en esos trabajos, tras trabajar un tiempo en el comercio de su abuelo y según cuenta él en una entrevista “… cuando tenía quince años, me preguntó mi padre qué quería ser y yo le dije que mecánico, o realizar algún trabajo manual. Así que me llevó a Barcelona, ya que él hacía frecuentes viajes con el barco “Salinero” a esta ciudad y estuve durante siete años en un taller de reparaciones marítimas aprendiendo el oficio”. Durante esta época, aprovechando la libertad conseguida se matricula en La Escola de Treball, donde sus profesores, al verle dibujar con suma habilidad, le facilitan pequeños trabajos artísticos de cerámica logrando desarrollar sus habilidades manuales.

 

Con el estallido de la Guerra Civil permanece en su trabajo como "imprescindible", pero la falta de alimentos, a pesar de contar con dinero, le hace alistarse, siendo destinado a la escala de Servicios Auxiliares, por padecer otitis, en la ciudad de Cartagena, donde finaliza la contienda, desde donde regresa a su Torrevieja natal. En su regreso a Torrevieja realiza cualquier tipo de trabajo, reparando y limpiando máquinas de escribir y coser hasta que le surge un trabajo en un taller de mecánica de Benalúa en Alicante, donde vive su hermano mayor, Rafael, con el cual vive hasta que se casó. Fueron años difíciles para ambos.

 

Sus inicios como escultores imagineros los encontramos en la escultura funeraria. Su primera obra fue un “Ángel” que la familia Gallud encargó para su panteón en el nuevo cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante. Otro para la familia Seguí, “Ángel con niño”. Otros como la “Figura femenina con ancla”. Alegoría de la Esperanza. Todos en 1940. Ellos modelaban en barro las figuras que luego eran talladas en piedra por los canteros del cementerio.

 

 

La primera obra en talla de madera la realiza Rafael Blanco en 1943; una imagen de la Purísima para la Isla de Tabarca. En ese mismo año realizan la primera obra conjunta que fue un Cristo Crucificado encargo de un cuñado suyo, Joaquín Sánchez, para su pueblo, la Puebla de Mula (Murcia), tallado en madera de nogal. Esta obra fue expuesta en un escaparate de la Calle Mayor de Alicante y tuvo un gran éxito.

 

           

 

Según nos relata José Sánchez, hijo de Joaquín, el traslado del Cristo del taller a la Iglesia de Puebla, fue dificultoso por la falta de medios económicos y materiales. Colaboró parte de la familia y se hizo en la baca de una furgoneta antigua de madera, llamadas “rubias”, sin los brazos y sin la cruz. Por el mal estado de las carreteras el viaje tardó casi 4 horas teniendo que hacer una parada. Hoy en día sería poco más de una hora.

 

Al llegar al pueblo, se montó en la Iglesia y se colocó en un altar lateral propiedad de Joaquín Sánchez y su familia. Se puso una cortina de terciopelo roja detrás del Cristo y dos candelabros tallados por Fulgencio y una placa donde decía: “A mi madre Sara de su hijo Joaquín Sánchez López”.

 

Cuando tras el Concilio, los altares se cambiaron de posición, colocándose de cara a los feligreses, se trasladó la imagen de Cristo Crucificado, detrás del Altar Mayor, presidiendo la Iglesia. Los candelabros y la cortina volvieron a la propiedad de la familia de Joaquín Sánchez.

 

Junto a ésta obra, obtuvieron un empuje definitivo y reconocimiento oficial de su arte cuando en 1944 consiguen con un busto de la Dolorosa un Segundo Premio en la Primera Exposición Provincial de Bellas Artes, organizada por la Diputación de Alicante.

 

Este mismo año realizarían el trono para la imagen del Santo Sepulcro de Alicante, obra de gran talla y composición que realza la procesión oficial del Viernes Santo alicantino. Continuando con la reposición de los retablos para la Parroquia de la Inmaculada de Torrevieja dedicados a San Pancracio y Sagrado Corazón de Jesús.

 

La guerra civil en esta zona había hecho estragos en iglesias y conventos de forma que cantidad de imágenes devocionales y pasos de Semana Santa se destruyeron. Esto hizo que no cesaran de llegar encargos al taller de los hermanos Blanco, que trasladaron a un local en la calle Pardo Gimeno, esquina con la calle Los Doscientos (frente a los actuales juzgados) en el alicantino barrio de Benalúa, en el cual permanecieron durante toda su vida y en donde se hicieron obras importantísimas, como tronos procesionales, imágenes, altares, esculturas, bustos de bronce, etc… con destino a diversos puntos de Alicante y provincia (Rojales, Torrevieja, Novelda, Crevillente, Jijona, etc…). Encargos fundamentalmente eclesiásticos, corporativistas, de entidades sociales y particulares.

 

El trabajo en el taller estaba especializado: mientras Rafael se encargaba del modelado, Fulgencio policromaba las esculturas. Según cuenta Fulgencio en una entrevista “Los amigos que nos veían trabajar nos preguntaban cómo podíamos entendernos tan bien. En cualquier sociedad, sobre todo entre hermanos, suele haber problemas, pero nosotros nos dedicábamos a trabajar. Uno hacía una cosa, otro en otra, y el trabajo iba saliendo”. Tal y como indica Francisco Zaragoza Braem "mientras uno dibuja, el otro modela, mientras uno saca el molde, el otro esculpe, mientras uno estuca, el otro decora y se establece una perfecta simbiosis que hará salir de sus manos infinidad de obras".

 

Pero no sólo estuvieron juntos hasta su muerte, en su trabajo artístico sino también en su vida privada, pues al casarse Fulgencio en 1953 con Mª Dolores Lafuente Pérez de los Cobos y salir de casa de su hermano Rafael, construyeron dos pisos sobre el taller y vivieron en el mismo edificio donde también trabajaban. Fulgencio y Maruja tuvieron tres hijos, Adolfo, Carlos y Jose. Más tarde derribada la finca, en Pardo Gimeno, construyeron un taller mayor con planta baja y entreplanta, y además cuatro pisos, donde aparte de ellos, fueron viviendo dos hijos de ellos, uno de cada uno, cuando se fueron casando.

 

En 1949 realizan su primera obra de envergadura, el paso del Enjugatorio con destino a la Semana Santa de Rojales. La escena reflejaba el momento en el que la Verónica acaba de enjugar el rostro de Cristo camino del Calvario, mientras en segundo plano el Cirineo sostiene entre sus brazos el madero de la cruz. Por desgracia el paso desapareció en un incendio en 1981.

 

 

Estando realizando esta obra en una entrevista que les hicieron ellos mismos nos cuentan su trayectoria artística y su manera de trabajar:

“Nuestra inclinación por el sublime arte de la Escultura, creo que al nacer ya iba congénito en nuestro ser, pues cuando aún no levantábamos unos palmos del suelo, ya intuitivamente construíamos con barro monigotes estrafalarios.

…luego, ya de mayorcitos, sin maestros, nos fuimos perfeccionando en la pintura, dibujo y escultura.

…comienza el proceso, con todos los aditamentos que requiere en sí la escultura. A renglón seguido se hacen los pertinentes estudios de la maqueta construida; luego se realiza el modelado en barro de su tamaño, y a continuación y sobre el modelo hecho, se reproduce sobre la materia definitiva. Una vez conseguido todo lo que le expongo, se procede a su decorado, ornamentación prevista, y se le da la policromía necesaria para lograr con la máxima perfección, la plástica y belleza, meta del éxito, y de la lógica aspiración de todo artista.

…Es obvio hablar de ello, pues ya los grandes maestros lo han dicho todo. ¡Pobres de nosotros!, tan “pequeñitos” que somos, que podemos decir nuevo del sublime arte de la escultura. Sería cometer un ¡sacrilegio!. No queremos ser pasto de las eternas llamas del “infierno del arte”.

…no es nada fácil contestar, pues bien dice un viejo adagio, “de gustos…” No obstante, daremos nuestra pobre opinión. Como escultores: Miguel Ángel, Donatello, y los antiguos griegos. Como imagineros: Quintín de Torres, Salzillo, Mena y Montañés. Como pintores: El Greco, Tiziano, Velázquez, Goya y algunos otros modestos. También, el original catalán Sert, que logra “hacer ver” en sus pinturas, algo especial que refleja a la escultura.

…nuestro futuro, intentaremos forjarlo todo a base de nuestros estudios, para superarnos constantemente, ya que consideramos que en el arte de la escultura ellos son inagotables…”

 

Reproducimos parte de esta entrevista porque podemos ver como eran, siempre hablando en plural, su humildad, considerándose “pequeñitos”.

 

La década de los cincuenta fue la más prolífica dada la fuerte demanda de imágenes sagradas. Llegaron incluso a hacer varias versiones con ligeras variantes de una misma obra. Así como ejemplo un Cristo yacente en 1960 para Torrevieja similar a otro que hicieron en 1957 para Novelda. Una Virgen del Carmen que les encargó la orden religiosa de las carmelitas para su colegio, ubicado entonces en la calle de las Navas de Alicante, copia casi exacta de la que había tallado en 1946 para la parroquia de su pueblo natal.

 

 

Su formación artística es prácticamente autodidacta (como ellos mismos nos relatan en la entrevista anteriormente citada) tras haber adquirido los conocimientos mínimos y básicos en el taller de Manuel Gallud. Su enorme calidad en el trabajo se debe a su afán, su gran voluntad e intuición artística que se ha ido reflejando en la gran cantidad de obras que han realizado y que los convierten en verdaderos maestros, ejemplo para escultores actuales.

 

Muchos jóvenes pasaron por su taller, trabajando y aprendiendo de ellos el arte de la escultura; algunos luego fueron afamados artistas, escultores y constructores de hogueras, que siempre han manifestado su agradecimiento y admiración a sus “maestros”, como Remigio Soler, quien llegó a decir en una entrevista que: “…tuve la gran suerte de conocer en el barrio un santuario del arte. Me impresionaron tanto las obras que allí se hacían y la fuerte personalidad de sus creadores, los hermanos Rafael y Fulgencio Blanco, que decidí trabajar con ellos a cambio de nada, solamente para aprender todo lo que hoy conozco y que nunca podré agradecérselo…” y Mauricio Gómez Fonseca artista vinculado a las Hogueras de San juan de Alicante y padre de los actuales constructores de hogueras Hermanos Gómez Fonseca.

 

Ellos han sido unos “eternos estudiantes” como refleja una entrevista de la época; como muy bien dice Fulgencio: “Nosotros, que empezamos como novatos, todavía lo seguimos siendo”.

 

Estéticamente Rafael y Fulgencio Blanco estarían en la línea de la escuela castellana y expresan de forma rotunda el realismo propio, sin ser hiriente, huyendo de excesos sanguíneos y recreándose en la talla de las anatomías, o en el estudio compositivo en los pliegues de paños que siguen esa línea estilística, siendo quebrados, acartonados dejando el golpe de gubia, sin apenas lijar, hasta cierto punto, antinaturales…, creando así, un fuerte contraste con el realismo y morbidez de las carnes.

 

Estos contrastes en el modelado y talla, se acentúan con el diferente tratamiento que dan al estuco; frente a un tratamiento minucioso con terminaciones realistas de las anatomías, los paños destacan por las texturas rugosas; en ellos se ve no sólo el golpe de gubia, sino que la policromía se asienta sobre superficies donde apenas, si hay sulfato de cal.

 

Esto se observa en sus figuras masculinas, llegando a su máximo esplendor en los “sayones” de sus grupos escultóricos: un ejemplo es el realizado para el paso del Cristo de la Caída (Torrevieja 1954); frente a ello, las figuras femeninas son tratadas dentro de una estética más clasicista, como la Virgen del Rosario para la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia de Alicante y sobre todo, destacar por su valor escultórico, la imagen de Sta. María de Gracia (1958) para la misma iglesia, de la que posteriormente se detallará.

  

El Paso del Perdón (1955) fue realizado para la Hermandad Penitencial del Perdón, y se encuentra en la Concatedral de San Nicolás de Alicante. Grupo escultórico compuesto por Jesús y los dos ladrones. En él cabe destacar la expresividad compositiva, en la que domina el concepto de gradación, observable en las anatomías que van desde formas grotescas del “mal ladrón”, hasta la serena actitud del cuerpo cristífero. Esta gradación es significativa igualmente en gestos, y en la policromía de los paños, que van desde un gris sucio, hasta el blanco inmaculado del paño de pureza en Cristo. Es una de las mejores piezas de la imaginería alicantina, aunque su ubicación, y altura, impidan la observación detenida y su auténtica belleza formal, encontrándose en la actualidad en el marco del muro de cierre situado a los pies de la nave principal.

 

 

La Dolorosa en Torrevieja se quemó durante la guerra civil y sobre el año 1950, las familias Barceló y Rodríguez, en nombre de la Cofradía de la Dolorosa, les encargaron a los Hermanos Blanco la ejecución de una talla de la Virgen de las de vestir para reponer la antigua. Como los trajes no se habían perdido, durante los primeros años desfiló con los trajes anteriores, hasta que se le hizo nuevos.

 

 

Al principio como no había altar en la Iglesia Parroquial para guardarla estuvo en casa de la familia de Rafaela Barceló Masanet madre de Vicente Moscardó, esposo de la hermana de Rafael y Fulgencio, Concepción. La Cofradía estaba compuesta mayoritariamente por mujeres, y uno de los pocos hombres que pertenecía a ella era su cuñado Vicente Moscardó, encargado precisamente de recoger las cuotas que iban pagando las cofrades para ir pagando la talla y para las flores los días de los desfiles. Porque ésta imagen desfila dos días. El Martes Santo con traje rojo y manto azul, porque Jesús está aún vivo y el Viernes Santo toda de negro en señal de luto por la muerte de Cristo.

 

A los pocos años hicieron un altar en la Parroquia. La imagen de La Dolorosa se trasladó allí, donde sigue. También hicieron varios altares para la misma Iglesia, Un altar para “El Niño Jesús de Praga”, otro para San Pancracio, incluyendo la talla, así como otro para un Retablo del Sagrado Corazón de Jesús.

 

El prolífico año de 1956 nos deparó, además, la imagien y trono del Santo Sepulcro de Novelda, un completo túmulo funerario compuesto por basamento en cuyas esquinas cuatro angelotes portan los símbolos de la pasión, y un segundo cuerpo sobre el que yace una magnífica imagen. El paso del Santo Descendimiento, magnífico conjunto de tres figuras en el que José de Arimatea carga sobre sus hombros el cuerpo inerte de Jesús, cuyas piernas coje San Juan; Con él los hermanos Blanco hicieron gala de una gran maestría al saber conjugar perfectas anatamías con estudios de fuerzas y la verticalidad del conjunto. Una obra que habla por sí sola del dominio espacial que poseían estos maestros imagineros. El trono del Santo Sepulcro y Ángeles ceriferarios de Callosa de Segura, es otra magnífica obra salida del taller, por el carácter escultórico que da la origanidad de los faroles que alumbran el conjunto.

 

También para Novelda tallarían en 1957 el grupo de las dos Marías y otro gran conjunto sobre la Caída de Jesús, en el que nos muestra un Jesús ejemplo de sencillez y mansedumbre, pisoteado por el sayón que lo azota, a la vez que el segundo sayón toca el clarín anunciando la llegada de la comitiva. El grupo puede verse durante todo el año en la capilla de la Iglesia de San Roque.

 

Los últimos años de su frenética creación serían 1958-60 en los que orientan su trabajo hacia la decoración de los altares de la recién creada Parroquia de Nuestra Señora de Gracia en Alicante. Para la misma realiza la titular, enorme imagen que se venera en un alto camarín del altar mayor pero en la que muestran el perfecto dominio de la técnica escultórica, orientando la mirada y proporciones hacia la contemplación desde abajo de la misma. También realizaría el altar e imagen de la Virgen del Rosario, con un claro estilo naturalista y muy en línea con los cánones levantinos.

Dicha imagen es tratada a la manera de una madona renacentista. Figura de enorme belleza por la serenidad del rostro y el equilibrio en la composición, los colores planos contrastados y las pequeñas líneas de estofado decoradas con motivos vegetales. Todo ello da al conjunto una enorme belleza que recrea a los clásicos, aunque en ésta concretamente utilizan un canon alargado, una estética manierista que, al mismo tiempo que estiliza la figura, ayuda a corregir los defectos ópticos ya que el camarín de esta imagen está situado a enorme altura, priorizándose todo el retablo del altar mayor de este templo.

 

En los 60 Fulgencio realiza una tabla de la Virgen del Socorro, para la Iglesia de la Inmaculada de Torrevieja. Lo que sorprende es el eclecticismo del conjunto ya que dicha imagen se enmarca en una talla dorada neobarroca, presidida en la parte superior por el anagrama de María a la manera de una apoteosis de la que salen potencias doradas. Todo el conjunto se halla cerrado por un perfil dorado, roto por el ángulo recto, que se decora en su parte baja con grandes ménsulas de forma vegetal (hojas de acanto). La mezcla de estilos y la belleza y perfección de la talla y el dorado hacen del conjunto una obra de enorme fuerza.

 

Una Virgen del Rosario de varias que hicieron, fue para la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario en el barrio de la Florida (Alicante) en 1955, constando en los archivos parroquiales que costó 17.000 Ptas. En dicho archivo también consta que la imagen del Señor Crucificado, (1967) que preside la Iglesia y su coste fue 47.000 Ptas., siendo donada por la familia Requena Gallego, a quienes se compró el solar de la Iglesia. Este Cristo es de un tamaño bastante más grande de lo normal porque la iglesia tiene una considerable altura, y cuando se colocó estaba suspendido en el aire colgado de unos cables sujetos a las paredes laterales. Posteriormente al hacer el nuevo retablo se puso pegado a la pared.

 

 

En la década de los 60 y ante el descenso de la demanda en imagen sacra tuvieron que enfocar su trabajo hacia otros campos totalmente distintos, como la realización de trofeos para competiciones deportivas, que luego iban fundidos en bronce, unas veces por encargo; otras los hacen y los ponen en manos de un representante y se venden por toda la geografía española.

 

En el año 1964, D. Juan Manuel Navarro Sirvent, entra en contacto con la familia Blanco, con quienes inicia el diseño y la producción de trofeos para el deporte incorporando la comercialización de una línea de figuras de fundición de aluminio sobre madera tallada a mano. Esto origina el nacimiento de la marca “NAYBLAN”, representativa de la colaboración entre las familias Navarro y Blanco (https://www.nayblan.com/). También realizaban “medallas de alto relieve” y “portamedallas”. Rafael colabora durante muchos años en la realización de modelos para estos trofeos deportivos, aunque más adelante delega en su hijo pequeño, Fulgencio, todos estos trabajos. Posteriormente, dio paso a la marca alicantina "ENEBE" (https://enebe.com/).

 

 

Paralelamente Fulgencio Blanco López se dedica a la realización de modelos de muñecos para las fábricas juguetera alicantinas (Onil, Ibi…). Según nos indica D. Salvador Berenguer:

“Fue para mi un honor el haber trabajado con Fulgencio Blanco durante más de 20 años en la creación de todas las muñecas que BERJUSA fabricaba, hasta su final de andadura el año 1992. Es imposible plasmar en fotografías la obra de este gran Escultor, puesto que fue toda la creación de BERJUSA hasta su final…

…Piense que todas las muñecas que aparecen fueron modeladas íntegramente por el Sr. Blanco, con mi asesoramiento y colaboración en las ideas pero que realmente fue el quien modelaba todo…”

 

Al mismo tiempo continuaron dedicándose a la imaginería y fueron evolucionando en su concepción de la imagen sagrada, según fueron cambiando los tiempos, tendiendo en su última etapa hacia una simplificación de los volúmenes y una policromía suave que deja traslucir el material de la obra. Una muestra de ello son: la Inmaculada que realizan para el colegio de los Jesuitas de Alicante y el Sagrado Corazón para la iglesia de los Padres Reparadores de Novelda. Se entronizó el año 1957. El Padre Javier López (Director) y Patricio Payá (el constructor) visitaron el taller de los hermanos Blanco para ver algo que les interesara y eligieron el Sagrado Corazón que ya estaba terminado en madera, les gusto y lo compraron. Los escultores, además les regalaron el molde en escayola por si querían tenerlo en otros colegios o conventos. Esta información la da Julián Sola.

 

 

En el año 1967, D. Próspero Guijarro, Fernando Pardo y Juan Blanes, Presidente, Vicepresidente y Vicesecretario de la Comisión de Fiestas de la Partida de Fabraquer (San Juan), encargaron una imagen de talla de Nª. Sª. la Virgen del Rosario de una altura de 1,20 mts., fijando el precio en 25.000 ptas. A pagar en varios plazos como consta en el contrato de compra venta, fijandose como fecha tope de entrega, el 15 de Julio de 1967.

 

 

En la década de los 80 realizaron un crucifico de buen tamaño, tallado directamente, sin ayuda de “scarpellini”, para el Santuario Nuestra Señora de los Ángeles de Javea, encargado por la viuda del doctor D. Pedro Herrero. Es de madera de nogal, sin policromar. Es una talla estimada por lo que de aporte creacional supone en Rafael Blanco, que en este Cristo hace caso omiso de la tipología barroca castellana acostumbrada en él.

 

 

Antes hemos hablado del gusto de los hermanos Blanco por los contrastes, por el tratamiento de zonas en donde apenas se ve aparejo; pues bien en esto llega a su máxima expresión en la imagen del Cristo de la Paz encargado por la Cofradía de Nuestra Señora de la Caridad y la Piedad de Benalúa (Alicante), que a partir de entonces se llamará “Cofradía de Nuestra Señora de la Caridad y la Piedad y Cristo de la Paz”, donde llegan al máximo en la eliminación del sulfato de cal, del estuco o aparejo, y policroman directamente sobre la madera consiguiendo unos efectos plásticos muy interesantes. La talla es también distinta, mucho más plana, no resalta tanto la anatomía: formas planas, anatomía suave y el tratamiento de la policromía especial hacen que esta obra tenga ese punto que va más allá y la convierte en única. Fue encargada en 1983, pero se bendijo en 1984 unos meses antes del fallecimiento de Rafael. Esta imagen fue la última que realizaron los dos hermanos juntos.

 

 

Una anécdota de cuando construyeron este Cristo fue la siguiente:

 

Todos los días, una gitana se asomaba por la puerta o ventanas del taller y miraba como iban construyendo la imagen. Un día cuando vio que ya estaba terminada y policromada les dijo: “Señorito ¿le puedo decir una cosa?, está presioso pero le falta un poquico más de sangre”.

 

En 1983 y sólo Fulgencio realizó un Cristo Cautivo Nazareno encargada por los dirigentes y responsables del nuevo resurgir de la Semana Santa de Torrevieja, en la que experimenta con nuevas técnicas utilizando el poliéster como materia escultórica, partiendo de un molde de cera. Tanto ésta como el poliéster permiten un mayor realismo ya que al ser materiales blandos, se consigue una mayor minuciosidad en el detalle como las pequeñas comisuras de sus ojos o boca…imposibles de conseguir en la talla de madera, remarcan el realismo de la imagen y aumentan la belleza del rostro, dejando ver un trasfondo de enorme maestría en la técnica del modelado.

 

 

La Asociación de Belenistas de la Obra Social de la C.A.P. encarga a los Hermanos Blanco un Monumento a la Natividad en conmemoración del XXV aniversario de su fundación 1954-1984, que ofrece a la ciudad de Alicante durante los actos del XXII Congrego Nacional Belenista de abril-mayo de 1984. Dicho monumento se localiza en el bulevar central de la Avda. Oscar Esplá, frente a las antiguas oficinas de la CAM (actual Banco Sabadell).

 

 

En los últimos tiempos, una vez jubilados, Rafael, se dedicó a hacer diversas esculturas, trabajos en marfil, madera etc. con el ánimo de realizar una exposición, pues como él decía; “Siempre he trabajado por encargos, para poder mantener a la familia y ahora voy a trabajar en cosas que yo quiera hacer y poder exponerlas”. Cosa que no le dio tiempo a hacer.

 

Fulgencio entre otras cosas se dedicó a pintar (su verdadera vocación) y a realizar unas tallas pequeñas, copia de la Purísima de Torrevieja, para regalar a amigos, y que pintaba su esposa Maruja.

 

En 1999 la Junta Mayor de Cofradías de Torrevieja les homenajea distinguiéndolos con el “Capirote de Oro”, máxima distinción honorífica, otorgada por todas las Cofradías en asamblea. “Reconocimiento y homenaje sobradamente merecido; ellos han sido los artistas que colaboraron de manera enorme y especial al engrandecimiento y esplendor de las procesiones de nuestra ciudad”, como escribe “D. Emilio Clemares, Lozano, Historiador y Comisario de la Exposición”, en el catálogo de la Exposición “TRAZO, MADERA Y ÓLEO” que les dedicaron en el año 2005 en su ciudad natal Torrevieja.

 

También en dicho catálogo, D. Eduardo Dolón Sánchez, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Torrevieja (Alicante) escribe:

“Para el Instituto Municipal de Cultura “Joaquín Chapaprieta Torregrosa” es un honor contar con una muestra de la obra que los escultores torrevejenses Rafael y Fulgencio Blanco López realizaron a lo largo de su vida y por supuesto, supone un privilegio para nosotros ofrecérsela a todos los ciudadanos.

En ella converge una muestra de los mejores grupos escultóricos procesionales realizados entre los años 1940-1960 en la provincia, así como una serie de imágenes de menor tamaño y materiales que utilizaron los Hermanos Blanco en la realización de algunas de sus obras.

La Concejalía de Cultura ha pretendido que la exposición inaugural de esta sala tuviera unas hondas raíces torrevejenses, y la obra escultórica de los Hermanos Blanco aúna a su rigor y profesionalidad la intrínseca relación de estos autores con la cultura local.

Al propio tiempo, creemos que es de justicia agradecer a tan grandes escultores –especializados en Arte Sacro-, que durante su trayectoria profesional mantuvieran siempre una sentida vinculación con su tierra natal.

El Catálogo de la exposición ha contado con la colaboración de insignes figuras de reconocido prestigio dentro del mundo universitario, quienes no han dudado en ningún momento en ofrecer su desinteresada colaboración para hacer de esta muestra el homenaje que queríamos ofrecer a los Hermanos Blanco.

Así mismo no han dudado en ofrecernos su colaboración reconocidas entidades del mundo de la cultura local y provincial, todas ellas unidas entorno al unánime deseo de participar en este proyecto.

Pero de entre todas estas distinguidas y desinteresadas colaboraciones debo destacar la ofrecida por los familiares de los Hermanos Blanco. A ellos debemos la conservación de retazos entrañables de su obra, quizás no tan conocidos, pero por ello de un alto valor no solo artístico sino también sentimental, que han aportado a la muestra un elemento nuevo y cercano.

Solo esperamos que toda la ilusión y el trabajo depositado en esta exposición sean del agrado de cuantos la visiten y que, de alguna manera, consigamos transmitir a las nuevas generaciones el gusto por el arte sacro y la experiencia de conocer de cerca el gran trabajo de estos insignes escultores Torrevejenses”

 

En el transcurso de la inauguración de esta exposición, el alcalde de Torrevieja, D. Pedro Hernández Mateo, anunció en su intervención que el Ayuntamiento colocaría el nombre de estos artistas a una de las calles de Torrevieja, una idea que fue acogida por fuertes aplausos de todos los presentes. Y por fin el 20 de Diciembre de 2008, se les dedicó una calle con el nombre de “ESCULTORES HERMANOS BLANCO”, entregando a la familia una copia de la placa que se puso en la calle, en un acto celebrado en el Ayuntamiento.

 

 

Recientemente, el pasado 30 de marzo de de 2.014 se inauguró también en Alicante una calle a nombre de los Escultores Hermanos Blanco, en la continuación de la calle los Doscientos hacia alipark, prolongación de la calle donde tuvieron su taller durante más de sesenta años.

 

A dicho acto acudieron una gran cantidad de autoridades y gente distinguida de Alicante, como la Excma. Alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, el concejal de Estadística, D. Adrián Santos. así como varios compañeros más de la corporación alicantina. También cabe destacar la asistencia de D. Remígio Soler, así como de representantes del Colectivo de la Semana Santa alicantina y de las Hogueras de San Juanla, familiares y amigos, y un gran número de asistentes que hicieron que el acto fuera mucho más solemne y emotivo.

Con la desaparición primero de Rafael Blanco, en 1984 y posteriormente de Fulgencio Blanco en 2002, se cierra una de las páginas más importantes y prolíficas de la escultura en la provincia de Alicante del pasado siglo XX.